miércoles, 29 de mayo de 2013

De amistad y otras drogas

[Reseña de Adam & Paul (2004)]


Por Anxie Brennan



A mi parecer, el cine europeo siempre tiene un as escondido en la manga; y el irlandés en particular es dueño de una visión peculiar de la sociedad actual, riéndose bastante de sí mismo. Quizá porque Irlanda se parece más o menos a otros países, o simplemente por el hecho de que tiene otro tipo de relato cinematográfico que conforma la gran esfera del cine "a la europea"; ese más lento, a veces tedioso pero tan crudo que puede dejar un sabor amargo.

Pero basta de generalizaciones. Sabemos por demás que no todas las películas del cine europeo tienen estas características, que no todas son iguales y que no todas quieren transmitirnos lo mismo. Es más, nosotros somos quienes también reaccionamos de una u otra manera frente a lo que vemos; pero se puede analizar perfectamente qué nos trae Adam & Paul (2004) de Lenny Abrahamson.

Allá por el año 2008 rescaté esta joya desconocida para muchos, y pronto dilucidé lo que me estaba contando: un relato sobre la decadencia humana y el estado de la sociedad en general, todo esto enmarcado en un argumento que retrata cómo sobreviven dos adictos a las drogas en la ciudad de Dublin completamente solos en el mundo.

El film nos obliga a tener un encontronazo con la realidad y un tópico que se ha tratado reiteradas veces en el cine. Aun así hay muchos sentimientos encontrados y sensaciones adversas.

Si recordamos, por ejemplo, a Trainspotting (1996), resulta que al espectador le gustaría que Begbie (Robert Carlyle) muriera, que Renton (Ewan McGregor) sente cabeza o que Spud (Ewen Bremner) deje de darnos vergüenza. Con Adam y Paul no hay blancos y negros, sino que lo cómico y lo dramático se funden y ya no hay divisiones de ningún tipo. Este es el resultado de una verdadera obra maestra del director de Garage (2007), otra tragicomedia sobre el estilo de vida irlandés.

El responsable de este ingenioso guión es Mark O'Halloran (Adam) que junto a Tom Murphy (Paul) conforman la dupla tóxica. Sus personajes nos enseñarán cómo es sentirse solos, dormir en la calle, pasar frío y hambre, y sobre todo atravesar la más horrible abstinencia. Al fin de cuentas son ellos los que con sus personalidades tan disimiles nos pueden provocar lástima y rechazo a la vez. 

Con una Dublin geométrica, gris, húmeda y fría, esta es una buena tesis sobre la pequeñez del hombre con sus grandes problemas y el deterioro físico y mental que eso conlleva. Quizá es un sermón para todos nosotros cuando nos preguntamos cómo hacer para dejar de estar intoxicados con los dramas de la sociedad.

Aquí no hay acción, no hay vértigo y no hay más movimiento que el de dos hombres tratando de conseguir su dosis diaria por la ciudad. Sí se hacen notables los guiños culturales y cómplices al espectador. Tampoco se sabe qué pasó antes ni qué pasará después, pero luego de pasar un día entero con Adam y Paul, uno no vuelve a ser el mismo. 

No tiene desperdicio la primera escena y seguramente muchos recordarán muy bien la última, pero lo más interesante de la película son sus diálogos breves, descolgados y tortuosos, que sostienen la queja y la pesadumbre a lo largo de la cinta.

Pobres Adam y Paul, nadie los quiere. De igual manera hacia el final nos terminamos encariñando con ellos.


4/5
SI


Ficha técnica:

Título original: Adam & Paul
Dirección: Lenny Abrahamson
Guión: Mark O'Halloran
Año: 2004
Género: Comedia. Drama
Duración: 85 min.
Origen: Irlanda
Música: Stephen Rennicks
Fotografía: James Mather
Reparto: Mark O'Halloran, Tom Murphy, Louise Lewis, Gary Egan, Dylan Grimes, Deirdre Molloy, Mary Murray, Paul Roe, Ian Cregg, Gerry Moore, Anthony Morris
Productora: Element Films, Speers Films
Premios: 2005: Festival de Gijón: Mejor actor (Mark O'Halloran y Tom Murphy)

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